LLUEVE SOBRE MOJADO

A veces el mundo se siente ajeno.

Un día te levantas y todo pesa. Nada es como debería ser, los engranajes no encajan y tú no sabes quién eres. Pero no puedes quedarte quieta. Un impulso sin razón aparente te mueve y, de pronto, te cruzas con una sonrisa y te ríes.

La felicidad se cuela, una tregua breve en la tormenta, una ilusión que te sostiene, que te hace creer que todo puede funcionar, y entiendes que, aunque no seas quien crees que deberías ser, encajas, imperfecta y real, en este mundo en el que también llueve sobre mojado.

AMARTE

Amarte
hace que mire la vida
y me dé cuenta
de que son dos pinceladas,
dos espacios,
dos tiempos:
uno, el de antes,
otro, el de después.

En medio,
el instante inabarcable
de quedarme
toda la vida
contigo.

BESARTE

Recuerdo aquel día
como si fuera ayer.

Me hablabas, entusiasmada,
y yo dejé de escucharte.

Estabas allí, sentada,
con la calma en los hombros
y una sonrisa sin esfuerzo.
Yo, también sentada,
pero rígida, distante,
invadida por el vértigo extraño
de no querer rendirme,
de no lanzarme hacia ti.

¿Me perdonas?
Solo podía escuchar
tus labios.