EL AFILADOR DE RECUERDOS

A primeras horas de la mañana, recostada en la cama, despeinada y con los ojos a medio abrir, escucho una melodía encantadora, de esas que se pegan sin pedir permiso. Proviene de la calle. Alguien la hace sonar una y otra vez, como un eco persistente. Con cada segundo que pasa, parece acercarse un poco más.

Es el joven afilador de cuchillos, empujando su vieja bicicleta y soplando su flauta de pan. Hacía mucho que no lo escuchaba. Y no puedo evitarlo: esa melodía, tan particular, siempre me transporta años atrás, a otra vida, a otro lugar, cuando cada mañana me asomaba a la ventana solo para verlo pasar y tocar.

EN VERANO TODO ES DISTINO

Es realmente increíble tener la posibilidad de pasear por la playa durante el frío invierno, abrigada hasta los pies, sintiendo la arena húmeda bajo los pasos y el mar en calma acariciando la orilla.

Esa simple escena te devuelve la consciencia del tiempo: ayer caminabas descalza, con el cuerpo (semi)desnudo bajo el sol, y hoy te vigilas con cuidado para que el agua no alcance tus zapatos.

En verano, todo es distinto.
O en invierno, según cómo se mire...