ES CULPA TUYA

¡Qué injusto!

Tú vas desprendiendo ese encanto,
eclipsándome con tu sonrisa.
Me cautivas con cada palabra,
con cada gesto,
te acercas y te alejas a tu antojo,
me miras a los ojos,
me saludas y te despides.
Dejas tu huella y luego desapareces.

¡Qué injusto y qué fácil es para ti!

Lo difícil es guardarme para mí sola
cada instante,
callar cada latido y mantener distancias.

Qué injusto y qué difícil es para mí
callar mientras tú gritas todo ese deseo.
Pero no quiero quedármelo para mí sola,
no, esto es culpa tuya.

DESEO

¡Qué sensación!

Lo percibo en el aire,
me roza la espalda,
se asoma en los gestos.

Me habla con los ojos,
resuena desde lo más hondo.

Está en todo,
habita en todos...
y, sin embargo,

solo deseo atraparlo
y dártelo a ti.