Tú vas desprendiendo ese encanto,
eclipsándome con tu sonrisa.
Me cautivas con cada palabra,
con cada gesto,
te acercas y te alejas a tu antojo,
me miras a los ojos,
me saludas y te despides.
Dejas tu huella y luego desapareces.
¡Qué injusto y qué fácil es para ti!
Lo difícil es guardarme para mí sola
cada instante,
callar cada latido y mantener distancias.
Qué injusto y qué difícil es para mí
callar mientras tú gritas todo ese deseo.
Pero no quiero quedármelo para mí sola,
no, esto es culpa tuya.
callar cada latido y mantener distancias.
Qué injusto y qué difícil es para mí
callar mientras tú gritas todo ese deseo.
Pero no quiero quedármelo para mí sola,
no, esto es culpa tuya.
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