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sábado, 23 de octubre de 2010

Quizás haya alguien que no piense en nada

Hace frío. Es temprano. Su abrigo no consigue aislarle de las bajas temperaturas. Camina de un lado a otro, cabizbajo, esperando el bus. Tan solo se le ven sus pequeños ojos oscuros. Y a un metro suyo, una joven y esbelta mujer que le llama la atención. Debe haberse mudado recientemente piensa él, pues nunca la había visto por esta zona. Y le agrada esa idea. Y más aún le gusta el juego de miradas que se sugieren el uno al otro. Y se pregunta qué estará pensando ella. Y mientras esta historia concurre, silencio. No pasan coches, alguna que otra persona pasa rápidamente por la calle, pero en silencio. Donde parece no pasar nada, se viven distintas historias en cada pensamiento. Y él vive la suya intensamente. Piensa que quizás ella no piense en él, quizás tiene hijos y piense en ellos, o quizás piense en la lista de la compra, o quizás quien sabe si acaba de pasar la noche con su amante. Eso él no lo sabe, tan solo se ha fijado en ella de una manera especial, la encuentra atractiva y ante todo interesante, y en un instante preciso ha creído que haber cruzado sus miradas les hacía protagonistas de la misma historia.