Páginas

miércoles, 9 de noviembre de 2011

El fruto prohíbido

Caminaba veloz por la calle, cerciorándose de que nadie le habia visto, de que nadie le perseguía, aun sabiendo que por esos barrios nadie le conocía. Era él mismo siguiendo sus pasos, su sombra, aterrorizándose de lo que había hecho. Había conseguido todo lo que la vida le pedía, unos estudios, un matrimonio, una familia, un trabajo. Pero una vez más, inconsciente de su pasado, se le repetió esa atracción por el descontrol, por romper con lo correcto, por abandonar responsabilidades. Ni siquiera pensaba en la persona con la que acaba de pasar la noche, solo en el placer, en la euforia, en el desahogo que resultaba comer del fruto prohíbido.

No hay comentarios: